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Golpes militares y salidas democráticas (Argentina) (página 2)




Enviado por Javier Bobadilla



Partes: 1, 2, 3

El 6 de Septiembre

El plan
de Uriburu no difería del que tuvo para el 30 de
agosto. Los oficiales conspiradores sublevarían contra sus
jefes de la base aérea del Palomar, el Colegio Militar de
San Martín, los regimientos de granaderos, la
Caballería de Palermo y la Artillería de Ciudadela.
Confiaba en anular la policía de la capital
yrigoyenista.

La noche del 5, dos oficiales de la Escuela de
Artillería le anunciaron a Uriburu que no se podía
contar con Campo de Mayo y debía nuevamente, postergar el
golpe. Pero a las dos de la mañana, el coronel Reynolds,
director del Colegio Militar, le comunica que podía contar
con el instituto y allí lo recibiría. Uriburu
ordenó que se apoderasen de la base del Palomar, que
aprontaran los aviones y que se advirtiera a los demás que
la revolución no se postergaba.

Uriburu, llegó a San Martín a las 5:30
horas de la mañana, y a las 7:30 entró al Colegio.
Reynolds lo esperaba con los cadetes formados en el patio de
armas con
equipo de combate. La mayoría de los oficiales estaban en
sus puestos.
A las ocho de la mañana pasaron los primeros aviones de la
base del Palomar; poco más tarde llegó el equipo de
Comunicaciones
del Palomar, que no pasaban de 800 hombres. Los civiles no
pudieron llegar ni tampoco la Legión de Mayo, los
jóvenes de la liga republicana fueron por caminos
disimulados.

A las once, llegó el capitán Saavedra con
los tres escuadrones del primer grado de Caballería
sacados de Campo de Mayo.

En total no llegaban a 2000 hombres, muy pocos para
imponerse a Campo de Mayo, Palermo y Ciudadela.

A las 12:40 hs. Uriburu dió la orden de
marcha.

El vuelo de los aviones y la errónea noticia de
Campo de Mayo hizo que una multitud acompañara a Uriburu y
Reynolds. El teniente coronel Sarobe, que no había
conseguido levantar la Escuela de Guerra por la
pertinencia vigilante, alcanzó con Justo a Uriburu en
Villa Urquiza.

Desde las primeras horas de la mañana del 6 de
setiembre Enrique Martínez estaba en el despacho
presidencial.

A las 9:30 hs. se oyó la sirena de CRÍTICA
y el anuncio de que "el general Uriburu, al frente de las tropas
de Mayo, viene hacia la ciudad a poner término al gobierno que nos
avergüenza". Sabía que los políticos que
fueron a sublevar la guarnición están
presos.

A las 10 hs. recibió un telegrama de Uriburu en
el que le pidió la renuncia a él y a
Yrigoyen.

Martínez quizo ampliar el estado de
sitio a toda la República, pero los ministros prefirieron
consultarle a Yrigoyen.

A las 11:30 hs. El general Marcilese le comunicó
a Martínez que se había instalado la junta de
defensa en el Arsenal.

A las 17 hs. Martínez levantó una bandera
blanca en el mástil a manera de bandera de parlamento. Una
multitud llenó la Casa de Gobierno que estaba sin
custodia.

La columna revolucionaria siguió su marcha. En
Córdoba y Riobamba ocurrió el primer tiroteo, pero
la columna siguió su marcha. En la Plaza del Congreso se
produció otro tiroteo de mayores proporciones.
Dominando el desorden avanzaron por la avenida de Mayo, por
Rivadavia y Victoria, y por la Escuela de
Comunicaciones.

La mayor parte de los ministros habían abandonado
la Casa de Gobierno. Martínez quizo ir a resistir a la
revolución pero no lo dejaron.

A las 18:10 hs. Llega Uriburu. A las 18:20 se
encuentró con Martínez en el comedor de la
residencia y le exigió la renuncia, pero éste no
quiere, entonces Uriburu ordenó que la aviación
bombardee el Arsenal y el Departamento de
Policía.

Colombo convenció hacer renunciar al presidente.
Justo es comisionado a rendir el Arsenal. Martínez es
dejado en libertad y
pudo retirarse a su domicilio. Su presidencia había durado
veintiocho horas.

González explicó a Yrigoyen que este
debía renunciar, de lo contrario bombardearían al
Arsenal, pero Yrigoyen quería intentar la resistencia, pero
no tuvo otro arbitrio que entregarse y renunciar sin comprender
las causas de la veralidad de su pueblo.

¿Qué pasó
después?

Después de este golpe de Estado,
la situación económica empeoró y la
inquietud política fue en
aumento. Enfermo y sin posibilidades de ser concretado su
proyecto,
Uriburu aceptó convocar a elecciones.

Varios partidos conservadores del interior se unieron y,
con el apoyo de muchos antipersonalistas, propusieron la
candidatura de Justo. Para esta Alianza utilizaron en nombre "La
Concordancia". A los candidatos ni se les computarían los
votos que pudiesen obtener.

Como consecuencia, el partido Radical declaró la
abstención en las elecciones. Este fraude electoral,
que impidió la presentación de un partido que
seguía siendo mayoritario en los distritos más
importantes del país, le permitió a Agustín
Pedro Justo llegar a la presidencia de la
Nación.

2. Segundo golpe
militar (1.943)

Sus causas

Por este tiempo el
Estado
asumió un papel mas activo que hasta entonces y la
política
económica fue conducida con habilidad y protagonismo,
aunque muy subordinada a intereses. Pero el liberalismo
estaba en baja y ala defensiva.

Como no había dirigentes
políticos en el conservadurismo, se pidió ayuda a
otros partidos para brindar un buen reporte
político

La práctica constante del fraude condujo al
escepticismo. Ese nacionalismo
aumentó, y apuntó a objetivos
alejados del campo político. La mayoría ya no
confiaba en el sistema.

Ortiz, llegó a la presidencia en este ambiente y
enfermo, era diabético. Se inclinó por el
radicalismo antipersonalista.

Cuando promediaba el año 40 la posición
del presidente firme. Pero su enfermedad hizo crisis en
Julio, cuando tuvo que delegar el poder en el
vicepresidente: Castillo.

A partir de ese momento, se hizo manifiesto que la
situación de relativo equilibrio que
en medio de las presiones mantenía el Gobierno Nacional,
había dependido del Presidente.

Castillo cambió las condiciones existentes y
reveló tres líneas militares. El se inclinaba hacia
los conservadores y nacionalistas.

Unos meses después la censura de la
mayoría del Senado al ministro de guerra provocó
una fuerte reacción en el presidente. Enseguida, el 22 de
agosto, Ortiz envió su renuncia. Pero la posición y
mantener la naturalidad argentina impidiendo que cayese en la
influencia norteamericana. Seguiría restaurando el
conservadurismo con apoyos del nacionalismo y contra el
radicalismo. Comenzó la crisis, mientras Ortiz hacia
público el retorno del fraude político, que dio pie
para que se intentaran conspiraciones nacionalistas y la
penetración Nazi en la Argentina. Pero los partidarios de
Justo las neutralizaron. Castillo afirmó la neutralidad
argentina ante la guerra, lo que provocó el aislamiento
continental y el endurecimiento de sus relaciones con Estados
Unidos.

La posición política de Castillo
parecía más fuerte en 1.942 y en las fuerzas
armadas disputaban tres líneas: la " justicia", la
" nacionalista", y la "profesionalista".

Al año siguiente, el 11 de enero de 1,943 muere
Justo por un derrame cerebral.

El campo parecía despejado para Castillo aunque
su prestigio cayó al comunicar que Robustiano
Patrón Costas le sucedería en el
gobierno.

Esta pérdida se sintió en las filas
internas. Los 20 meses de tranquilidad habían
terminado.

Los generales Rawson y Menéndez, viejos
conspiradores, se lanzaron a buscar adeptos.

Los oficiales mayores no pensaban en revolución.
Pero a los jóvenes no le gustaba Patrón Costas, que
significaba el abandono de la neutralidad y la
continuación del régimen con sus falsificaciones
electorales y lastre de corrupción. Pero con una
"revolución" que derrocase al gobierno constitucional
bastaría. Todo era cuestión de oponerse a
Patrón Costas un candidato radical, que podía ser
Amadeo Sabattini, radical quien acababa de hacer un gran gobierno
en Córdoba, y se manifestaba neutralista.

La noche del 15 de mayo se reunieron los directivos del
GOU convocados por Perón. Se
propuso la " acción
inmediata " pero predominó la opinión de seguir los
contactos radicales. Pero estos no encontraban una figura que
pudiera unir a las dos fracciones radicales. Entonces se propuso
a Ramírez,
ya que Castillo no podría hacerle fraude a su ministro de
guerra. Castillo se enteró de inmediato y le
reprochó su falta de lealtad y lo comprometió a
desmentir por la prensa su posible
candidatura.

Los días revolucionarios

Ramírez lo hizo, y el 3 de junio se corrió
la voz de que este había renunciado.

En esa misma mañana el teniente coronel
González se enteró que había un decreto
privado por Castillo, que "separaba" a Ramírez de su cargo
y lo ponía como titular de marina.

Esto sería el detonante de la revolución.
González se pone en contacto con Perón quien dice
que el desplazamiento sin renuncia de Ramírez no era
solamente un agravio al ejército, sino descabeza al GOU
(grupo de
oficiales unidos).
Se resolvió a iniciar el movimiento con
la marcha de Campo de Mayo y Liniers sobre Bs. As. Solamente
jefes de unidades eran miembros del GOU, pero se les
informó a la 1º división y a la 2º y
3º de la Infantería.

Antes de comenzar se relató una proclama
revolucionaria.

Ramírez había pedido que en caso de
decidirse la revolución fuera un general y no la logia de
oficiales quien apareciese al frente. El GOU pensaba que le
comprendía al general Martín Gras, quien no pudo
aceptar por una enfermedad repentina. Entonces Arturo Rawson fue
quien cumplió el cometido. Desde ese momento obró
como jefe de la revolución.

Los comandantes de Campo de Mayo se reunieron en la
escuela de caballería de Campo de Mayo para informarle de
la situación y resolver la actividad de acontecimiento.
González informó la exoneración (alivio) del
ministro de guerra. A todos le pareció que era un agravio
y Campo de Mayo debía ponerse en pié de guerra para
sostener al ministro y, un caso necesario derrocar al
presidente.

Rosas y Belgrano
deben levantar la Escuela de Infantería en ausencia de su
director, y Sosa y Mascaró anular al Regimiento de
Ciudadela.

En esa noche (3 de junio) Castillo recibió la
información que en la Escuela de
Caballería de Campo de Mayo estaban reunidos varios jefes
del acontecimiento con el secretario del Ministerio de Guerra
(González), entonces llamó a Ramírez. Este
creyó que era para pedirle la renuncia. Con ella se
presentó el Olivos. Eran las 2 de la mañana del 4
de junio. Pero el presidente no lo había llamado para
pedirle la renuncia, sino para que le informara sobre la
reunión de Campo de Mayo. Ramírez no pudo decirle
nada, porque en realidad no sabía nada. Castillo le
ordenó que fuera a Campo de Mayo a " ver lo que
allí sucedía". Si Campo de Mayo se había
levantado en armas o estaba por hacerlo debía conseguir
una demora de 24 horas para aclarar el malentendido.

Ramírez, sin presentar su renuncia, le
expresó su lealtad y se fue a Campo de Mayo.

Eran las 3 de la mañana cuando llega Rawson a la
Escuela de Caballería. La mayoría de los miembros
del GOU habían ido a cumplir sus cometidos.

Nadie ha hablado de un enfrentamiento. Poco
después llega el Gral. Ramírez que viene a cumplir
la misión
encargada por el presidente. Pero Rawson no la acepta y comunica
que Castillo debe irse, y si se encontraba oposición
"tendría que correr sangre".

Ramírez se desconcierta. La deposición de
Castillo no tiene objeto, pues no ha retirado su confianza al
ministro. Pero los preparativos estaban terminados y todos
estaban en sus puestos.

Será un levantamiento total de las Fuerzas
Armadas. No podrá haber resistencias
efectivas. Los pocos jefes legalistas han perdido el control de sus
unidades, pero aseguran que no correrá sangre.

Se abren los portones de Campo de Mayo y la tropa se
pone en marcha con Rawson a su frente. Ramírez vuelve a
Buenos Aires a
comunicarle al presidente el fracaso de su gestión.

Diez mil hombres de las tres armas se dirigen hacia
Buenos Aires desde Campo de Mayo, Liniers y Ciudadela. Son las 6
de la mañana.

En Olivo, la residencia se estaba llenando de ministros
y altos funcionarios porque la existencia de una
revolución había corrido por la ciudad.

Castillo no puede convencerse de que sea una
"revolución", ya que todo estaba bien el día
anterior. A las 5 de la mañana visita la división
de Palermo donde le comunican que no hay síntoma de
sublevación ya que los comandantes obedecen al ministro
Ramírez y sin su orden no se pondrán en
marcha.

Castillo y los ministros se trasladan hacia la Casa de
Gobierno. Todo está tranquilo. Unas horas después
llega Ramírez informando que no ha podido cumplir su orden
y que las tropas están saliendo de Campo de Mayo. Castillo
arresta a Ramírez.

En la ciudad desde la noche anterior saben que algo
pasa.

Hacia las 9:30 le informan a Castillo que no era posible
resistir al alud. Sólo el departamento de policía
está de pie para defender al presidente. Entonces
éste ordena que se suspendan las medidas preventivas y que
preparen el rastreador porque se embarcará en él.
Invita también a los ministros. Poco después
parten.

Mientras tanto las tropas de Campo de Mayo llegan a la
avenida Gral. Paz y de allí se desplazan hacia el
río. Las de Ciudadela y Liniers entran por la calle
Rivadavia; las del Arsenal circundan el Departamento de
Policía (que tiene orden de no hacer fuego contra el
ejército).

Rawson manda al coronel Mendoza, para que
Martínez, jefe de la policía, le entregue su cargo
y divida sus tropas en dos columnas, una que marchara por la
avenida Alvear y otra por Cabildo. Pero al enfrentarse la Escuela
de Artillería y la Escuela de Mecánica, se produce un inesperado combate
con un saldo de 70 víctimas.

La marcha siguió, al medio día, la columna
revolucionaria llegó al viejo Tiro Federal.

Desguarnecida la policía, la plaza de Mayo es un
hormiguero de gente.

Un grupo de comunistas intentan incendiar las
publicaciones nacionalistas que difunden los jóvenes de la
Alianza, y destruyen los ómnibus de la Corporación
de Transporte.

Rawson entra a las 15 a la Casa de Gobierno, que acaba
de abandonar Castillo. Llegan los jefes de Campo de Mayo, el
liberado Ramírez y el primer escalón del GOU. Se ha
tomado el Ministerio de Marina. Rawson nombra a González
secretario de la presidencia.

Ha llegado la hora del trabajo:
Farrell irá a la comandancia de Palermo, con Perón,
Eyzaguirre, al Segundo Regimiento y Ducó al
Tercero. Todos son hombres del GOU.

Castillo, embarcado en el Drummond vuelve, y ataca en el
Río de la Plata, donde lo esperaba Mason, en
representación de Rawson, y un grupo de oficiales. A estos
les había avisado la Marina, ya que no le era leal a
Castillo. El Gral. Quiere conminarlo a que cumpla una formalidad
que los militares entienden necesaria: que entregue la renuncia
del cargo.

Castillo sonríe y los acompaña al
Regimiento nº7. Pregunta si debe dirigirla al Congreso; le
dicen que ha sido disuelto, entonces no la dirige a nadie y traza
dos líneas que entrega a Mason. El Gral. Le informa que
está en libertad y puede disponer de su persona. Trece
años atrás, en ese mismo cuartel, firmó
Yrigoyen su renuncia.

Castillo va a su residencia donde recoge sus cosas y su
familia.

No hubo necesidad de designar a un presidente, Rawson
entró al despacho y tomó asiento en el
sillón presidencial. Nombra presidente a Sabá
Suyro, su compañero de conspiración, y en el
ministerio de Marina a Benito Sueyro.
Dos días después asume Ramírez a la
presidencia.

¿Qué pasó
después?

En octubre de ese año Ramírez, por
presiones de sus compañeros de armas, nombró
vicepresidente al Gral. Edelmiro Farrell. En febrero de 1.944
Ramírez solicitó licencia y días
después renunció. Farrell asumió la
presidencia y el 10 de marzo, designó vicepresidente de la
Nación
al Coronel Perón.

Al promediar el año 1945 el gobierno surgido del
golpe militar dos a los antes se encontraba desprestigiado. Los
partidos
políticos disueltos por decreto, estaban en
realidad
activos. Las críticas acusaban al
gobierno de nazifascita y la situación europea mostraba la
derrota de los sistemas
totalitaristas. Sin embargo Juan D. Perón, un militar que
había desarrollado una intensa actividad en la
Secretaría de Trabajo y de Previsión, despertaba la
simpatía de amplios sectores. Esa popularidad de
Perón le creó enemigos dentro del Ejército,
quienes presionaron al Gral. Farrell para que lo destituyeran. El
13 de octubre Perón fue detenido y enviado a la Isla
Martín García. La
huelga general decretada por la
Confederación General del Trabajo y una enorme
concentración realizada el 17 de octubre de 1.945,
evidenciaron el consenso que Perón había logrado en
los sectores obreros.
Juan Domingo Perón asumió la presidencia de la
Nación
el 4 de junio de 1.946, retornándose así a la
normalización institucional.

3. La
"Revolución Libertadora": El
proyecto
de las Fuerzas Armadas de Desperonizar la Sociedad
Argentina (1955-1958)

La caída de Perón

Perón gobernó durante 6 años.
Finalizado su primer mandato, tuvo la posibilidad de ser reelecto
presidente por el período 1952-1958. Pero las condiciones
ya no eran las mismas, la situación económica
empeoraba crecía el descontento de numerosos sectores,
entre ellos la Iglesia
Católica, los grupos
agrícolas – ganaderos, la Marina y varios partidos
políticos, fundamentalmente la U.C.R.

La oposición organizó el golpe de estado
con la decisiva participación de oficiales del
Ejército y principalmente de la Marina. Las razones del
descontento de estos grupos estaban en el creciente
enfrentamiento que Perón mantenía con la Iglesia
Católica, debido a la sanción de una ley de divorcio, el
permiso para el funcionamiento del prostíbulos y la
decisión de abandonar el sostén del culto por parte
del Estado.

Otra cuestión que había irritado a los
sectores ultranacionalistas era que Perón planeaba pasar
la explotación del petróleo de la Patagonia a
empresas
norteamericanas, dejando de lado a YPF.

El 16 de junio los conspiradores atacaron la Casa de
Gobierno con aviones de la Marina y Fuerza
Aérea, apoyados por escasos contingentes del
Ejército. Bombardearon la Plaza de Mayo dejando un saldo
aproximado de 1000 víctimas, la mayoría eran
civiles. El objetivo era
matar a Perón, pero el presidente, avisado de la
intentona, se había refugiado en el Ministerio de Guerra,
donde hoy funciona el Comando en Jefe del
Ejército.

El gobierno culminó exitosamente con la
rendición de los jefes militares golpistas. Pero la
acción, de las fuerzas civiles que apoyaban al gobierno
aumentó los problemas.
Varias iglesias y La Curia de Bs. As. fueron saqueadas y
quemadas. Perón intentó calmar la situación,
reemplazó a los ministros de prensa y declaró
finalizada la revolución peronista y abierta una nueva
etapa de carácter constitucional. El 15 de julio de
1955 pronunció un discurso ante
los legisladores peronistas: este discurso implicaba un
reconocimiento de críticas de los opositores hacia su
régimen. La oposición política
reaccionó con desconfianza y reclamó el
restablecimiento de las garantías jurídicas
comenzando por el levantamiento del estado de guerra interno – un
mecanismo similar al del estado de sitio que permitía al
Poder
Ejecutivo suspender las garantías constitucionales y
arrestar a individuos sin orden judicial vigente desde
1951.

La oposición mientras tanto organizaba el golpe
de estado con la participación de oficiales del
Ejército y principalmente de la Marina.

El 16 de septiembre estalló un levantamiento en
Córdoba encabezado por el General Eduardo Lonardi. Las
tropas leales no pudieron sofocarlo, el
levantamiento no consiguió extenderse. El Ejército
procuraba no intervenir pero la Marina se movilizó
totalmente contra Perón. Sus naves bloquearon Bs. As. Y
amenazaron con atacar los depósitos de combustible de La
Plata y Dock Sud. Antes de la hora señalada como
ultimátum por la Marina, el Ministro de Guerra, el General
Lucero pidió parlamentar y leyó una carta en la que
Perón solicitaba la negociación de un acuerdo. Esta carta no
era una renuncia, Perón describía su actitud como
un renunciamiento; pero la Junta de Generales Superiores del
Ejército decidió considerarla como tal y negociar
con el grupo revolucionario. El 20 de septiembre Perón se
refugió en la embajada del Paraguay e
inició su largo exilio.

El 23 de septiembre una multitud perteneciente a la
clase media,
llenó la Plaza de Mayo para escuchar la palabra del nuevo
presidente provisional, el General Lonardi.

El golpe que derrocó al gobierno peronista
contó con el apoyo de la mayoría de los miembros de
las Fuerzas Armadas, apoyado por los sectores ya nombrados y por
los sectores civiles. Todos estos sectores de la sociedad
argentina coincidían en caracterizar al régimen
peronista como una dictadura
totalitaria, por esta razón se sintieron identificadas con
el nombre de Revolución Libertadora que los militares
golpistas dieron a la intervención que quebró el
orden democrático. Los jefes militares que encabezaron el
golpe se presentaron como los verdaderos representantes, de la
democracia y
la libertad.

Entre las medidas tomadas se encuentran la clausura del
Congreso, la intervención de las provincias, la
cancelación del contrato de
concesión de explotación petrolífera con
una empresa
norteamericana, la intervención de las universidades y la
formación de una Junta Consultiva integrada por
representantes de los partidos tradicionales.

Lonardi era afín al nacionalismo católico
y proclive a contemporizar con el peronismo. Frente
a él, los sectores intransigentemente antiperonistas –
encabezados por el vicepresidente, el almirante Isaac F. Rojas -,
apoyados por los partidos políticos del frente
antiperonista, reclamaban una política dura contra los
partidarios del gobierno derrocado. Estas diferencias que se
hicieron manifiestas con la renuncia de Lonardi y su reemplazo en
noviembre de 1955. La presidencia es asumida por el Jefe de
Estado Pedro Aramburu.

Presidencia de Pedro Eduardo Aramburu
(1955-1958)

Con el General Aramburu en la presidencia – en la
vicepresidencia quedo confirmado el contralmirante Rojas –
comenzó una etapa que se caracterizaría por una
enérgica actitud contra los partidos del régimen
depuesto.
Los sectores autoritarios que rechazaban la orientación
del gobierno de Perón y se resistían a aceptar los
profundos cambios sociales llevados acabo por el peronismo, se
afianzaron en el gobierno. La proscripción de Perón
y del peronismo fue seguida por la prohibición de la
publicación del nombre de Perón y de cualquier
símbolo, palabra o imagen de
éste.

El Ejército retiró de sus filas algunos
militares a quienes se atribuía simpatías con el
peronismo, al tiempo que se disolvió el partido peronista
y se devolvió el diario "La Prensa" a sus legítimos
propietarios.

Restitución de la
Constitución de 1853.

La constitución vigente era llamada
"Constitución Justicialista", sancionada en 1949. Por tal
motivo el 23 de abril de 1956, el gobierno provisional puso en
vigencia la Constitución de 1853, convocándose
posteriormente a elecciones para una Convención
Constituyente que se reunió en Santa Fe en septiembre de
1957. En esa convención de la cual tuvo excluido el
peronismo se declararon nulas las reformas de 1949 y se
mantuvieron los artículos de la Constitución de
1853, adicionándosele un artículo, el 14 bis, sobre
derechos
sociales.

El gobierno de la "Revolución Libertadora"
auspició una política económica de corte
liberal. Entre sus obras significativas se cuentan la
inauguración de la super Usina de San Nicolás, la
ampliación de la red caminera y la
aprobación de una ley destinada a promover la industria
automotriz y la CGT y los sindicatos
fueron intervenidos.

Represión y resistencia social al gobierno
de Aramburu.

Aramburu dictó varios decretos que tenían
como objetivo desintegrar al peronismo como fuerza
política y social. Además decretó la
inhabilitación de todos los dirigentes políticos y
gremiales que hubieran participado del gobierno de
Perón.

Los anteriores militares intervinieron la C.G.T. y
controlaron las sedes de los gremios mediante fuerzas de seguridad.
También suspendieron las convenciones colectivas de
trabajo privando a los trabajadores de negociar mejoras
salariales en un período en el que el poder adquisitivo de
los salarios
decaía a causa de la inflación.

Frente a esta situación los trabajadores
organizaron y protagonizaron acciones de
resistencia. Se rebelaron contra la prohibición del
peronismo. Realizaban actos en las celdas en las que cantaban la
marcha peronista, arrojaban volantes favorables a Perón y
desaparecían rápidamente. Otros se concentraron en
comandos de
resistencia social, que surgieron en todo el país, los
más audaces y astutos comenzaron a organizar sabotajes y
subir el tono de las protestas, haciendo estallar explosivos de
fabricación casera.

Primeramente estos grupos no tenían
conexión entre sí. El intento por establecer una
relación orgánica partió de John W. Cooke
(quien había sido diputado peronista en 1.946) y
Perón que lo nombró su delegado. Desde 1.957 las
acciones de la resistencia fueron creciendo en organización.

División de la Unión Cívica
Radical

Dentro de este tradicional partido se fueron perfilando
líneas políticas:
una encabezada por Arturo Frondizi y otra dirigida por el doctor
Ricardo Balbín.

En 1.956 se reunió en Tucumán la
Convención Nacional de la U.C.R. con la ausencia de los
delegados partidarios de Balbín. La asamblea
proclamó a Arturo Frondizi y a Alejandro Gómez como
integrantes de la fórmula radical. La ruptura del partido
ofreció dos versiones a los ciudadanos: la U.C.R.
intransigente liberada por Frondizi y la U.C.R. del pueblo
dirigida por Balbín.

4. Las elecciones de
1958: Presidencia de Arturo Frondizi

La división del radicalismo – que se había
producido en 1956, cuando se lanzó la candidatura de
Arturo Frondizi – introdujo un nuevo elemento de confusión
en el gobierno. Frondizi sabía que si conseguía
arrastrar los votos peronistas triunfaría. Para ello
selló un pacto secreto con Perón- que
consistía en ofrecer el apoyo electoral de Perón a
Frondizi a cambio del
levantamiento de las proscripciones al partido. Este pacto
permitió a Frondizi triunfar en las elecciones nacionales
del 23 de febrero de 1958 convocada por el gobierno militar. La
fórmula de la Unión Cívica Radical
Intransigente (Arturo Frondizi – Alejandro Gómez) obtuvo
la mayoría, triunfando en los comicios.

Arturo Frondizi asumió la presidencia el 1 de
mayo de 1958, ante la expectativa general. A su llegada el
país estaba dividido y tenía una economía muy
deteriorada.

El presidente debía enfrentar una doble
situación: quienes no eran peronistas le
reprocharían permanentemente el hecho de haber llegado al
poder con el apoyo peronista y éstos le
enrostrarían que no los dejara participar abiertamente en
la conducción nacional.

Al principio Frondizi puso en marcha algunas medidas
tendientes a satisfacer demandas de los sectores peronistas. Se
intervino la C.G.T fijándose un plazo de noventa
días para su normalización, se sancionó la
Ley de Asociaciones Profesionales que auspiciaba una central
obrera encuadrada dentro de la filosofía propiciada por
los sindicatos peronistas, se dialogaron decretos y resoluciones
que prohibían la propaganda
peronista e inhabilitaban a ex funcionarios de ese gobierno,
otorgó un aumento salarial del 60 % y concedió la
amnistía y levantó proscripciones sobre dirigentes
y organizaciones
sindicales. Estos medios
lograron una relativa tranquilidad sindical que duró a lo
largo de 1.958.

El gobierno estuvo dominado por la constante presión
militar sobre el presidente. Los militares desconfiaban de
Frondizi, por sus antecedentes izquierdistas y por su
reorientación hacia el capitalismo
pronorteamericano. Frondizi era visto como un político
maquiavélico, dotado de una gran capacidad táctica,
y poco confiable, que había pasado del antiperonismo
militante al acuerdo electoral con Perón. Los militares
presionaron al presidente mediante los "planteos" (32 planteos en
menos de 4 años), para que tomara alguna medida de orden
general – como el desplazamiento del asesor presidencial,
Rogelio Frigerio, y la designación de un ministro de
economía que mereciera su aprobación, como Alvaro
Alsogaray.

El momento culminante de la crisis se produjo en 1.962
ante las elecciones de renovación de gobernadores
provinciales. El peronismo se presentó en la provincia de
Buenos Aires bajo la denominación de la Unión
Popular y ganó las elecciones. El triunfo de los
candidatos peronistas en la mayoría de las provincias
desencadenó una crisis que terminó con el
derrocamiento de Frondizi.

El 28 de mayo de 1.962 las tres fuerzas armadas
decidieron deponer al presidente Frondizi que fue detenido en la
residencia de Olivos y llevado a la Isla Martín
García.

La economía

Frondizi llevó a cabo una política de
integración referente a la creación
de una alianza – que incorpora a la clase obrera peronista bajo
el liderazgo de
la burguesía.

Esta alianza tenía como fin conseguir el desarrollo
económico del país. El desarrollo
suponía un salto en el proceso de
industrialización, que sería posible con capitales
y tecnologías extranjeras.

El tradicional papel agroexportador de la Argentina en
estrecha asociación con Gran Bretaña, fue
cuestionado y el gobierno planteó transformar el
país en una moderna nación industrial.

La política de radicación de capitales
extranjeros – cuyas medidas principales fueron las leyes de inversiones
extranjeras y de promoción industrial y los contratos
petroleros – tuvo éxito
porque coincidió con la etapa de gran expansión
transnacional de las empresas norteamericanas.

Entre 1.958 y 1.963 se alcanzó el máximo
histórico de las inversiones extranjeras del
período 1.912 – 1.975: alrededor del 23% del total del
período. Las ramas industriales privilegiadas en esta
segunda etapa del proceso de sustitución de importaciones
fueron la automotriz, la petrolera y petroquímica, la química, la
metalúrgica y la de maquinarias eléctricas y no
eléctricas. Las inversiones se orientaron hacia el
aprovechamiento de las posibilidades que ofrecía un
mercado interno
protegido.

La política petrolera de Frondizi fue objeto de
controversias por el papel que había tenido el propio
presidente en la crítica
a los contratos petroleros propuestos por Perón durante su
gobierno. Esta política consistía en formalizar
convenios con empresas privadas y extranjeras para que extrajeran
petróleo,
tramitación de los contratos sin licitación previa,
así como el drástico cambio de posturas
ideológicas sobre la materia
sostenida anteriormente por Frondizi desde el libro y en el
parlamento, merecieron la crítica de los más
diversos sectores: los grupos nacionalistas, la UCR del Pueblo y
los partidos de izquierda lo combatieron duramente.

En 1.959 el Plan de
Estabilidad y Desarrollo anunciado en diciembre de 1.958
provocó una fuerte reacción popular y como
consecuencia el marco general del país se tornó
crítico. El gobierno cambió al Ministro de
Economía. El nuevo ministro, Alvaro Alsogaray,
aplicó un programa ortodoxo
de estabilización económica – devaluación, congelamiento salarial,
contención del gasto
público -, que llevó a una ruptura con el
movimiento obrero organizado. Ello originó una
sucesión de huelgas y atentados que fueron reprimidos
duramente. El gobierno dispuso la aplicación del Plan
Conintes (Conmoción del Orden Interno) mientras
persistían los planteos militares y se hacían
oír duras críticas de la
oposición.

Relaciones exteriores

La actitud de Frondizi ante la Revolución
Cubana de 1959 – que instaló el primer gobierno
socialista en América
Latina – volvió más tensas las relaciones
con los militares. Aunque era partidaria de la Alianza para el
Progreso, impulsada por el presidente J.F. Kennedy, Frondizi
trató de mantener una posición internacional
diferente de la de los EE.UU, nación que condenaba
abiertamente al régimen cubano. Sin embargo, Frondizi,
presionado por los militares, rompió relaciones con

Cuba. La Revolución Cubana
confirmó los temores de las Fuerzas Armadas y
acentuó su anticomunismo militante.

5. El Golpe de Estado
de 1.962: contradicciones militares

José María Guido, presidente entre dos
crisis: la militar y la económica
Con el derrocamiento de Frondizi, y la anterior renuncia del
vicepresidente se abrió un interrogante respecto de la
sucesión presidencial. Durante la jornada del 29 de marzo
el país prácticamente no tuvo gobierno. Mientras el
Comandante en Jefe del Ejército se hacía presente
en la Casa de Gobierno para hacerse cargo de la presidencia, se
produjo un hecho nuevo y confuso. El doctor José M. Guido,
con su carácter de vicepresidente primero del Senado, se
había presentado ante la Corte Suprema de Justicia
declarando que asumiría la acefalía presidencial en
virtud de una ley de acefalía. Tras largas deliberaciones
con los mandos, Guido fue reconocido.
El nuevo presidente anuló las elecciones efectuadas
durante la etapa final de la presidencia anterior, intervino la
provincia y dispuso el receso definitivo del Congreso
Nacional.

Los sectores "azul" y
"colorado"

La gestión de Guido tuvo dos
características: un fuerte deterioro económico y
pronunciamientos en distintos sectores militares. Por un lado
estaba el grupo legalista de Campo de Mayo (identificado como
"azul") encabezado por el General Juan Carlos Onganía y
por otro lado se encontraba el sector militar denominado
"colorado".

Unos y otros eran antiperonistas, pero diferían
en las razones de su oposición a Perón y en su
visión acerca de la política que debía
seguir el Ejército.

Los azules eran antiperonistas por razones
profesionales. Este grupo estaba formado por muchos oficiales que
se oponían a Perón por sus intentos de politizar el
Ejército. Los azules eran mayoría en la
caballería, a la que pertenecían los miembros de la
clase alta. Los azules pensaban en la posibilidad de
integración de una fuerza política de base popular
y al mismo tiempo anticomunista.

Los colorados eran antiperonistas por razones sociales.
Predominaban en las armas de infantería y
artillería. Consideraban inaceptable cualquier tipo de
incorporación del peronismo al sistema
político.

El enfrentamiento entre azules y colorados falló
a favor de los azules, que en adelante tendrían el
predominio dentro del Ejército. El General Onganía,
principal figura entre los azules se convirtió en el
Comandante en Jefe del Ejército. Los azules planearon la
constitución de un "frente
nacional" que incluyera detrás de un líder,
a militares, empresarios y sindicalistas. Este plan
fracasó y las elecciones debieron realizarse, con el
peronismo expulsado.

Elecciones

Con el Ejército restablecido, la
Aeronáutica plegada por simpatía a la
orientación "Azul" y la Marina un tanto lastimada pero
neutral, Guido pudo moverse con mayor tranquilidad y anunciar que
las elecciones presidenciales se realizarían a mediados de
1963.

De inmediato se produjo una gran movilización de
los partidos políticos. Se integro un frente nacional y
popular conformado por fuerzas heterogéneas, entre ellas,
el peronismo, el cual ante los obstáculos legales que se
le opusieron optó por la abstención. La U.C.R. del
Pueblo presento las candidaturas de Arturo Illia y Carlos
Perette, para presidente y vicepresidente respectivamente. En
esos momentos surgió una nueva agrupación
política: la Unión del pueblo argentino
(U.D.E.L.P.A.), que sostuvo la candidatura del General
Aramburu.

Las elecciones se realizaron el 7 de julio de 1963. El
25% de los votos favorecieron a Illia, hubo un 19% de votos en
blancos y los restantes se lo llevo la U.C.R.I.

6. El gobierno de
Arturo Illia

Arturo Illia llevó a cabo un gobierno
caracterizado por el respeto
escrupuloso a la legalidad
republicana y no trató de consolidar una coalición
de intereses con los grupos organizados (los militares, los
intereses liberales financieros y el sindicalismo
peronista).

Procuró gobernar evitando conflictos,
con un estilo moderado y tolerante, que sus enemigos calificaron
de lento e inoperante.

Su gobierno aportó libertad política y
cultural. El país vivía plenamente la vigencia de
la Constitución y se gobernó sin estado de sitio
observándose una absoluta libertad de
expresión.

Al comienzo la situación política del
presidente era débil a causa del escaso apoyo que
tenía. Luego la situación cambio y el gobierno
debió enfrentar la oposición militar – la U.C.R.P
estaba vinculada con el sector colorado del Ejército y el
control de éste estaba en manos de los azules -, la
sindical, la de los medios de comunicación y la de sectores
empresariales.

Los logros económicos del gobierno no le
otorgaron nuevos aliados porque la política
económica no buscaba beneficiar específicamente a
ninguno de los grupos de intereses organizados.

Los desarrollistas reclamaban la anulación de los
contratos petroleros y una política más benigna
hacia la inversión
extranjera. Los liberales protestaban por lo que consideraban
un dirigismo excesivo del gobierno, al que acusaban de
indiferente frente al proceso de movilización sindical
realizado por la C.G.T. Ésta en 1964 presento un Plan de
Lucha que intentaba bloquear el proyecto de
gobierno de limitar el poder de las organizaciones sindicales a
través de leyes sindicales y de un control más
estricto de su política interna. Se ocuparon más de
10.000 establecimientos industriales por sus obreros. Esta medida
se hizo sin mayores inconvenientes pero la imagen del gobierno se
fue deteriorando.

Este plan conducido por el sindicalista
metalúrgico Vandor tenía como destinatario al
gobierno y buscaba mostrar a otros sectores poderosos – las
Fuerzas Armadas, el empresariado y Perón -.

El propósito de Illia fue derrotar a los
peronistas en elecciones sin proscripciones. El logro de este
objetivo se basaba en la situación política en la
que se encontraba el peronismo.

Perón encontraba enormes dificultades para
ejercer su liderazgo a distancia y envió a su esposa
María Estela Martínez para dominar al peronismo
indócil. Las gestiones de ésta tuvieron
éxito y se restituyo la "verticalidad" de la estrategia
peronista.

Dentro del grupo peronista que trataba de ampliar sus
bases independientes de Perón, el liderazgo de Vandor
favorecido por el Plan de Lucha y por una alianza con una parte
de los caudillos provinciales neoperonistas, adquiría
perfiles más definidos.

Se torno
increíble el liderazgo de Perón después del
frustrado intento de la C.G.T de traer a Perón de regreso,
que fue impedido por el gobierno.

La derrota del proyecto vandorista, en las elecciones de
gobernador de Mendoza, contribuyó a que desaparecieran las
posibilidades de una continuidad civil del gobierno de Illia,
puesto que "el peronismo sin Perón" – el único
tolerable para los militares- era una ilusión
imposible.

El gobierno radical, sufría los ataques de una
campaña de acción psicológica cuidadosamente
organizada. El elemento principal era la denuncia de la supuesta
inmovilidad del gobierno y el rechazo de los partidos
políticos. Se quería legitimar la alternativa de
una nueva fórmula política y militar, cuya cabeza
era el Gral. Onganía. El golpe anunciado llegó el
28 de junio de 1966. Illia fue expulsado de la Casa de Gobierno;
los miembros de la Corte Suprema, los gobernadores y los
intendentes electos fueron destituidos, el Congreso y las
Legislaturas provinciales fueron disueltos y la actividad de
todos los partidos políticos fue suspendida. La Junta de
Comandantes que ejecutó el golpe, mantuvo el poder durante
24 horas, para luego entregarlo al Gral.
Onganía.

Desarrollo económico

Llegada al poder la U.C.R. trató de cumplir lo
que había prometido en la campaña electoral:
intervencionismo estatal y protección a los consumidores y
hacia esos principios se
orientó la política económica. Como
consecuencia de esa política surgió la ley de
Abastecimiento.

El gobierno fue desarrollando una creciente
economía con una política económica
caracterizada por un reformismo gradualista.

El competente equipo económico del gobierno
radical consiguió buenos resultados:

* el PBI (producto bruto
interno) tuvo un crecimiento importante
* el desempleo
cayó a la mitad de los altos índices de 1963.
* crecieron los salarios
* el gobierno anuló los contratos petroleros firmados con
empresas extranjeras en la presidencia de Frondizi
* se replantearon las relaciones con el F.M.I (Fondo Monetario
Internacional)
* se retaceó el aporte crediticio a las grandes empresas
otorgándolo a las pequeñas.
* se modificó el acuerdo con SEGBA asegurando la
mayoría estatal en la conducción de la
empresa.

Política exterior

La política radical, en este aspecto, se
manifestó independiente a la biporalidad existente y el
presidente se rehusó a integrar expediciones militares
intervencionistas en otros países (como la propiciada con
la República Dominicana en 1965). Se destaca la
participación del canciller argentino Miguel A. Zabala
Ortiz, quien supo manejarse con solvencia frente al problema de
Malvinas
cuando se negó a admitir ante la Asamblea de las Naciones Unidas
que al principio de autodeterminación de los pueblos fuese
aplicable al caso de nuestras islas. La tesis
argentina se basó en el hecho de que las Malvinas no son
una colonia inglesa, puesto que Inglaterra no
colonizó sino que se estableció por la fuerza, en
época de paz, desalojando a una población que con legítimo derecho
ejercía su soberanía.

Nuestro país solicitó que "debía
respetarse la integridad territorial de todos los países,
impidiendo cualquier intento encaminado a quebrantar, total o
parcialmente, la unidad nacional" lo cual ocurría si una
parte del territorio argentino continuaba siendo colonia
británica.

Frente a la argumentación argentina la XX
Asamblea General de las Naciones Unidas votó por la
resolución que establece que el problema de la
descolonización debía resolverse sin demora entre
las dos naciones "a fin de encontrar una solución
pacífica". Esta resolución sirvió como base
para las posteriores negociaciones entre los representantes de
nuestro país y los del Reino Unido.

7. Golpe de
Estado de 1966: "Revolución Argentina"

Derrocamiento de Arturo Illia: Presidencia del Gral.
Juan C. Onganía

Derrocado Illia el poder pasó transitoriamente a
los Comandantes de las Fuerzas Armadas, quienes en nombre de la
"Revolución Argentina" disuelve los cuerpos electivos
(gobernadores, legisladores, concejales, etc.), los partidos
políticos y separó de sus cargos a los miembros de
la Corte Suprema de Justicia.

Este golpe tuvo características diferentes a los
anteriores, pues por primera vez las tres fuerzas actuaban unidas
como corporación y declaraban que uno de sus objetivos
fundamentales era reordenar y rigorizar la economía del
país. Afirmaban que darían prioridad al tiempo
económico por sobre el tiempo social y el tiempo
político.

La Junta de Comandantes de las Fuerzas Armadas
ordenó presidente al General Juan Carlos Onganía,
quién era el líder del sector azul del
Ejército. El presidente no sólo contaba con el
apoyo de las Fuerzas Armadas, también existía un
consenso nacional basado en la esperanza de que se promovieran
urgentes cambios económicos.

Se redactó un estatuto que reemplazaba a la
Constitución Nacional en el cual no se estableció
un límite de tiempo del mandato presidencial.

La dictadura militar
buscó normalizar el funcionamiento de la economía
capitalista en Argentina y se propuso reorganizar la sociedad
sobre nuevas bases hasta el punto de prohibir las actividades
políticas. Convencidos de que la crisis económica
del país había sido provocada por las luchas
partidistas, los militares, eligieron como funcionarios para
ejecutar las políticas de gobierno a hombres de
sólida formación técnica vinculados con las
empresas de capital extranjero que realizaban inversiones en el
país.

Las características particulares de esta
dictadura se vinculaban a modificaciones en las condiciones
internacionales – la nueva política de los Estados Unidos
hacia América
Latina y la Revolución Cubana de 1959 – y a la manera que
esos cambios eran analizados en el ámbito de las Fuerzas
Armadas. Otro elemento clave fue la difusión
ideológica de lo que se llamaría la Doctrina de la
Seguridad Nacional. Los militares establecían una
relación estrecha entre seguridad y desarrollo: el
subdesarrollo
generaba pobreza y
descontento social, condiciones que permitían que
prosperara el mensaje revolucionario comunista, lo que
ponía en peligro la seguridad nacional.

Siguiendo con ésta línea el desarrollo
económico se transformaba en una prioridad militar que
servía para justificar la decisión de tomar el
poder político y desde el Estado conducir un proceso de
crecimiento económico.

El gobierno de Onganía intentaba disimular la
alianza entre el sector dominante del Ejército y los
grandes intereses empresariales, representados en el gabinete por
la figura del ministro de Economía Adalbert Krieger
Vasena.
Onganía se rodeó de elencos ministeriales
diferentes, donde figuraron funcionarios de gran experiencia
empresarial y poca experiencia políticas y algunos con
ciertas influencias nacionalistas.

Poco a poco se manifestó una actitud represiva:
además de suprimir las actividades políticas,
mediante un acto policial se anuló la autonomía
universitaria.

La etapa económica

En 1967, ante la renuncia del Ministro de
Economía, asumió Adalbert Krieger Vasena.
Favoreció la concentración de capital en pocas
manos, elaboró un programa económico que
atacó la inflación, el déficit del Estado y
congeló los salarios que pasaron a ser controlados por el
gobierno. Los principales beneficiarios de su plan fueron los
grandes empresarios y las grandes empresas
industriales.

El agro pampeano se vió perjudicado cuando el
gobierno devaluó la moneda en un 40% y estableció
retenciones para las exportaciones
agropecuarias, que impidió a los productores obtener
beneficios de la devaluación. La supresión de las
medidas proteccionistas para algunas producciones regionales
desencadenó fuertes crisis sociales en provincias como
Tucumán, Chaco y Misiones.

Pudieron encararse algunas obras de base y de
"saneamiento". Se concluyeron algunas obras públicas de
gran importancia como la represa hidroeléctrica
Chocón – Cerros Colorados y la primera usina
atómica situada en la localidad de Atucha; se
concluyó el túnel subfluvial que une las ciudades
de Santa Fe y Paraná y se mejoró la red
caminera.

A pesar de que el gobierno pudiera mostrar logros en su
objetivo de estabilización y crecimiento de la
economía la gestión económica generaba un
intenso descontento en sectores económicos
importantes.

Hacia 1969 surgen algunos signos de
intranquilidad pública. Los sindicatos y los estudiantes
universitarios comenzaron a reaccionar y produjeron expresiones
que fueron minando la autoridad del
gobierno. En mayo de 1969, en la ciudad de Córdoba, se
produjo un serio movimiento casi insurreccional: el Cordobazo que
se extendió en a otras provincias. Provocó una gran
conmoción interna y una consiguiente crisis de gabinete
que hirió el gobierno de Onganía.

Las consecuencias inmediatas del Cordobazo fueron la
caída de Krieger Vasena y la caída del frente
interno militar.

El presidente debió encarar un hecho clave que
oscureció el panorama político: el ex presidente
Pedro Aramburu murió asesinado en manos de elementos
extremistas. Este hecho marca el comienzo
de la subversión armada en nuestro país.

Sin una fuerza política propia Onganía se
cerró en un personalismo que desembocó en renuncia
de 1970.

Presidencia de Roberto M.
Levingston

La Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas
procedieron a elegir nuevo presidente, designando al general
Roberto Marcelo Levingston bajo cuya conducción,
comenzaría la segunda etapa de la "Revolución
Argentina". Esto significo un cambio en relación entre la
Junta de Comandantes dominada por Alejandro Lanusse; ahora el
presidente era un representante de la junta de
comandantes.

El nuevo presidente militar solo se mantuvo en el poder
escasos nueve meses. Levingston propuso "nacionalizar la
Revolución Argentina cambiando el rumbo de la
política económica, constituyendo un movimiento
político en su apoyo y tomando distancia de Lanusse. Su
intento fracasó.

En Marzo de 1971 Levingston – por desacuerdos y
enfrentamientos con la Junta de Comandantes – renunció a
su cargo y fue reemplazado por Lanusse.

Presidencia de Lanusse

La llegada de Lanusse al gobierno implicó la
aceptación de los militares y el intento de conducir una
transición ordenada que garantizaba la conservación
de las Fuerzas Armadas, desacreditadas por su fracaso en el
gobierno, y corroídas por diferencias internas y por la
acción guerrillera.

Esta tercera etapa se caracterizó por la
decisión gubernamental de institucionalizar el
país. La vida política se normalizó, el
partido justicialista obtuvo u personería política
y se dio a conocer un calendario electoral.

Lanusse se propuso garantizar la transición de un
gobierno civil preservando la unidad de las Fuerzas Armadas. Su
plan político preveía el llamado a elecciones sin
proscripciones, una enmienda a la Constitución Nacional y
un pacto con las fuerzas políticas – el Gran Acuerdo
Nacional, en el que se alentaba una vuelta a la vida
constitucional. Se propuso limitar el papel de Perón
bloqueando su candidatura presidencial. Perón tenía
su estrategia para volver al centro de la vida política
nacional. Procuró neutralizar el intento de Lanusse de
establecer condiciones para la retirada de los militares del
gobierno.

El acuerdo de Perón con el radicalismo se hizo
realidad en noviembre de 1970 en "La Hora del Pueblo", una
concentración de fuerzas políticas – el
peronismo, la UCR y otros partidos menores – que se
comprometían a luchar por un proceso electoral limpio y un
gobierno respetuoso de los derechos de las
minorías.

Perón decidió instrumentar en su favor la
amenaza al orden social que implicaba la violencia
política, presionado a Lanusse. Privilegió a los
cuadros políticos tradicionales del peronismo frente al
poder sindical.

La aparición de la
violencia política

El período que se abrió con la crisis del
gobierno de Onganía se caracterizó por una
aceleración de los conflictos sociales y
políticos.

Los sectores populares – obreros y sectores medios
– protagonizaron un proceso de movilización
caracterizado por una activa resistencia a aceptar modificaciones
en sus condiciones laborales y pautas salariales.

La prohibición de realizar actividades
políticas originó la progresiva
radicalización de la violencia que reemplazó a la
política y fue envolviendo a la sociedad argentina a lo
largo de toda la década. Los protagonistas de esa
violencia fueron los grupos guerrilleros surgidos a fines de la
década del ’60. Los principales fueron el
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP),
defiliación trotskista, y Montoneros, creación de
un grupo proveniente del nacionalismo católico, luego de
venido peronista.

Finalmente, la resistencia social quebró al
Estado burocrático autoritario y logró el
levantamiento del peronismo en 1.973 y el regreso de Perón
al país en 1.974.

Partes: 1, 2, 3
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